En un mundo ideal, la llegada de todas estas tecnologías debería ser de acceso a cualquier paciente que lo necesite, para así poder amplificar su valor en términos de salud y cuidados. Sin embargo, encontramos lo que conocemos como la “desconexión de la salud digital”, que es la brecha o abismo entre el potencial teórico que los cuidados digitales prometen y la realidad paralela en la que nos encontramos en temas de accesos tecnológicos.

Podemos rescatar algunas oportunidades que tendrán las tecnologías en salud digital para el personal clínico1:

  1. Implementación de herramientas digitales que mejoren la modalidad de la atención, creando eficiencia, reduciendo la carga administrativa y optimizando el cuidado del paciente.
  2. Activa participación en el diseño, evaluación e implementación de nuevas tecnologías.
  3. Conectar con sus pares para aprender y maximizar las experiencias y resultados.

En la actualidad, nos enfrentamos en países como los nuestros, a una queja constante por parte de profesionales de la salud y de pacientes y sus familiares, sobre la limitación de acceso a algunos servicios, la falta de insumos médico-quirúrgicos y a la falta de medicamentos para manejo de distintas patologías. Esto hace que si se dan los pasos para la integración de la tecnología en los servicios de salud, seamos provocativos para que haya una participación directa de la empresa privada, generando esa responsabilidad social que las caracteriza, porque como estado, será muy complejo y casi imposible, hacerle frente de manera aislada.